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BERNARDO |
Tal y como lo han hecho siempre los auténticos escritores de todos los tiempos, Mejía Rez afila
bien su obra y con ella (como Don Quijote con su lanza) sale a enfrentar el mundo, es decir su
realidad concreta. Y la disecciona colérico, estupefacto, implacable e inclaudicable con sus
convicciones ideológicas, con su conciencia de pueblo herido y condenado, sabiendo que los
guanacos siempre "andamos huyendo de la muerte", porque "total, nosotros siempre hemos sido
perseguidos, si no ha sido por la miseria, ha sido por las autoridades", tal y como lo
testimonia en el relato Confesión. Y en Pesadillas es mucho más contundente y específico:
"La sangre coagulada, gelatinosa y sacrificada de setenta y dos mil asesinados no me deja
respirar". Porque si la guerra terminó, han quedado los traumas, el horror enquistado en la
memoria, en las pesadillas lacerantes; en el llaguerío supurante. A diferencia de muchos escritores rebuscados en su lenguaje y evasivos de la imperante y brutal realidad circundante en el país, Bernardo la aborda de manera directa, valiente, sin truculencias ni preciosismos pedantes. Combina la ironía con la refinada imaginación, el profesional manejo del idioma y su especial capacidad creadora. BERNARDO MEJIA REZ nació en Ayutuxtepeque, Depto. de San Salvador, el 11 de abril de 1942. Ha publicado ininterrumpidamente en periódicos y revistas desde 1966, y ha obtenido varios premios y reconocimientos por su labor. El 23 de enero de 1993, le fué entregada Placa de Bronce donde se lee: "El Concejo Municipal de la Villa de Ayutuxtepeque, reconociendo que el señor Bemardo Mejia Rez ha dedicado 25 años de su vida al servicio de la cultura y que su labor honra a esta Villa lo declara HIJO MERITISIMO de Ayutuxtepeque".
De su Obra "La Casa sin Alma" (1997): NOSTALGIA Las tardes lluviosas, sobre todo las de los sábados, me llenan de tristeza...la verdad es que ya no me importaba. 0 quizá sí. Sí. Sentía cariño por ella. De lo contrario no estaría recordándola. ~Cómo olvidar nuestro encuentro?". Las tardes que me acompañaba a la hora de comer. La alegría que despertaba en ella, cuando me veía asomar? Quizá ya no me importaba. 0 me importaba muy poco. En fín. Todo eso ya no cuenta. Pero.. algunas veces, algunas tardes como ésta, me hace falta. Y siento nostalgia. Conmigo comenzó a disfrutar de la música. Conmigo de largas caminatas. No nos ataba nada, mas que el amor. La vida se deslizaba en correrías interminables bajo la lluvia. Conmigo, incluso se volvió sobria. Algunas veces me enfadaba con ella. Pero siempre, siempre ella dió los motivos. No es que yo quiera presumir de perfecto ní mucho menos, pero la comprendía. . . y la perdonaba!. Ahora, todo sale sobrando. La realidad es que ella no está ni estará más a mi lado..y no me perdono. No me perdonaré jamás. Porque no la llevé al Veterinario?.De lo contrarlo, "Umbela", mi perra, no se hubiera muerto de rabia. |