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JOAN LLUIS MONTANE,
CRITICO DE ARTE |
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JUAN JOSE AQUERRETA
La búsqueda interior de la luz.
El pintor Juan José Aquerreta nacido en 1940, (Pamplona,Navarra,España), se caracteriza por
plasmar la luz en su obra pictórica, a partir de la interiorización de la misma. Huye de su
representación externa, fundiéndose su acción pictórica con la luz para bucear en el interior
de los cromatismos que nutren sus paisajes, personajes, figuras y bodegones. Este bucear le
permite consolidar una actitud de serenidad, mostrando la esencia de la misma y no sus efectos
externos.
En 'Estudio de retrato de Auguste Renoir', año 2000, óleo sobre lienzo montado sobre tabla, de
55x45,4 cm., o en la pintura, denominada 'Naturaleza muerta dorada', óleo sobre tela montado
sobre tabla, de 2001, establece una matización del color que busca ser luz en sí mismo, huyendo
de los contrastes artificiosos.
En líneas generales se trata de una búsqueda interior de la luz, en la que elimina el culto a
las sombras, la incidencia a puntos concretos para reflejar sus resultados a nivel global, sin
descuidarse de detalles y zonas. Realmente es un sustentador de la visión emblemática de la luz.
La luz como esencia en sí misma, y, como tal, incidiendo en la propia dinámica de lo representado
. Acto seguido se produce una desmaterialización, una supresión de contrastes preciosistas que
aprovecha para implantar su discurso.
En realidad lo que de verdad pretende comunicarnos son los alcances de su propia acción,
implicados en la esencia de la temática, introduciendo la obra dentro de una trascendentalidad.
En 'Causa de nuestra alegría' o en 'Madre de todos los hombres', obras realizadas en óleo sobre
tabla, se implica en lo trascendente pero, en realidad, lo que hace es basarse en los aspectos
humanos del camino a recorrer para conseguirla. Transmite la sensación de evolución para
consolidar la verdadera armonía con el desarrollo interior.
Su obra realizada en acuarela sobre papel de pequeño formato posee una tendencia más poética,
dentro de una cierta expresividad contenida. Sigue con su idea de distanciamiento de la
realidad, pero mostrada con elegancia, para conseguir transmitir estados de la conciencia,
momentos de la propia vida, instantes subliminales, específicamente buscados, en los que existe
un sentimiento trágico de la vida, pero sin llegar a alcanzar discursos derrotistas. Crea un
ambiente melancólico, esencialmente sutil, delicado, que nos transmite la necesidad de bucear en
el universo literario, en la conciencia despierta de una humanidad que viaja con grandes dosis
de deseos incontenibles de formar un devenir espléndido. Soledad, intimismo, reflexión,
desesperación y aislamiento. Del aislamiento, vida y de la vida, lucha.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
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