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            JOAN LLUIS MONTANE,  
              CRITICO DE ARTE | 
            
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            SALVADOR CALVO
  
          Investigador de los instantes paralelos de la meditación.
  
         
‘La pintura es una disciplina que combina rigor, serenidad, trabajo constante, necesidad de 
experimentación, actitud de investigación, armonizada con una visión cotidiana de mejora de la 
obra’.
   
Su pintura y escultura  exhiben el minimalismo del instante construido. Afincado en Estados 
Unidos, concretamente en Chicago, Salvador Calvo, andaluz, con años de residencia en Madrid, es 
un creador ensimismado en su propio devenir, encerrado en sus teorías, cuenta sus historias a 
través de la pintura, bajo el filtro de lo sintético, de la forma geométrica casi futurista, 
captando instantes poéticos, vehiculando su creación a través del diálogo entre color y espacio.
   
Trabaja en óleo sobre tela y en tinta acrílica sobre papel. Emplea el óleo con gran pulcritud, 
huyendo de lo matérico, alejándose del grosor, de lo denso, para recrearse en el universo de la 
finura. En escultura, sin dejar la elegancia de sus formas, se interesa por la modernidad y la 
estética arquitectónica, captando estructuras que recuerdan composiciones urbanas de Chicago y 
Nueva York, pero también alusiones a la contemporaneidad abstracto-geométrica, referencias a la 
naturaleza y a la expresividad de los materiales. Precisamente, en línea con lo afirmado, está 
preparando la obra escultórica titulada ‘La Esfera’, escultura pública que irá emplazada en 
Istán (Málaga) y que se inaugurará en septiembre de este año. En dicha creación combina 
modernidad con tradición, aglutinando una serie de elementos simbólicos que se interrelacionan 
con Andalucía, Istán y el lugar donde irá emplazada la obra. ‘ Dicha escultura está compuesta 
por agua, esfera de mármol verde, metales oxidados, muros blancos laterales y la alberca o 
estanque principal. El agua, trascendental en la mayoría de culturas, es considerada en la 
filosofía hindú como elemento mantenedor de la vida. La esfera de la escultura es el símbolo de 
la totalidad, auténtica alegoría del mundo. En ese contexto, diversos surtidores de agua en la 
base de dicha esfera crearán un torbellino circular, presentando el movimiento permanente. Los 
metales oxidados sugieren el paso del tiempo y la recuperación de la memoria. Las terminaciones 
de los aceros en puntas agudas dan fuerza visual ascendente con connotación espiritual. Los 
muros blancos se hermanan con el blanco tradicional de los pueblos mediterráneos. Finalmente el 
estanque principal evoca abrevaderos, acequias de regadío y, especialmente, nos recuerda su 
existencia vital en épocas de mucho calor’.
   
Del alma oculta de la naturaleza a luz y tinieblas.
  
‘El alma oculta de la naturaleza’ es una escultura elaborada en roble blanco y metal, de unas 
medidas de 46x61x52 cm., del año 1987, formada por un núcleo central emblemático que sugiere.  
Mientras que su obra pictórica, titulada ‘Luz y tinieblas’, realizada en tinta acrílica y óleo 
sobre lino, de 84x63 cm., del año 2001, se refiere a la naturaleza del alma humana. De lo 
scuro e ignoto de la naturaleza a la misteriosa verdad que conforma el alma de los seres. Todo 
está por descubrir, porque la calidad del misterio de la vida se entiende a partir del 
quilibrio. Es, en este sentido, un permanente buscador de la naturaleza deslumbrante, de la 
virtuosidad de lo bello, para superar la miseria que nos rodea. Por eso mismo baja a los bajos 
fondos, se entretiene en el filo de la navaja de lo expresivo geométrico, para elaborar un 
discurso irónico, de carácter social, de aspecto futurista, donde el predominio de la belleza 
se transmuta y se transforma continuamente sin límite alguno.
  
Joan Lluís Montané 
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
 
 
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