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            JOAN LLUIS MONTANE,  
              CRITICO DE ARTE | 
            
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            LUCIO MUñOZ
  
          Del informalismo al abstracto geométrico espacialista.
  
         
Lucio Muñoz, nace en Madrid (1929-1998).  
Elabora una obra abstracta marcada por su sello personal caracterizado por su 
austeridad expresiva, concentrada en la experimentación de la madera. Entendida ésta como 
soporte y como materia en si misma. La elección de este material orgánico es una apuesta vital, 
su particular visión de la existencia en la que todo posee una coherencia hacia lo perenne. El 
artista madrileño trabaja bidimensionalmente la pintura dentro de una proyección tridimensional, 
casi escultórica, evolucionando de un informalismo de colores oscuros, predominio de grises y 
negros, gama de marrones y tonos azulados de los cincuenta al espacialismo expresivo geométrico 
de los noventa, con gamas y tonos blancos, ocres, amarillos, azules y tonos más claros, donde 
lo contenido en el espacio y la revisión del abstracto son sus principales preocupaciones. En 
obras como ‘Composición vertical’ de 1958, técnica mixta sobre lienzo, 150x100 cm. o ‘Gris 
sobre tabla’, del 59, exhibe la expresividad del abstracto y el predominio de lo informal 
frente a lo abstracto contenido.
  Después, su obra cada vez se vuelve más contundente. Desde 
‘Una apariencia corpórea’, año 1969, donde el relieve y el respeto a la madera predominan, 
pasando por creaciones como la titulada ‘Desarrollo de Anier’, de 1968, donde el espacio y la 
forma compiten con el color, versatilizando lo ambiguo, relativizando la verdadera esencia del 
abstracto dentro de un concepto neoexpresionista hasta alcanzar planteamientos virulentamente 
poéticos, de gran sugestión expresiva, como ‘Valle esmeralda’, año 1987, ‘Cantata al recuerdo, 
número dos’, año 1990, ‘Vesil’, 1990, técnica mixta sobre tabla o ‘Ruk de octubre’, 1989, 
técnica mixta sobre tabla, entre otras. A continuación de lo poético pasa a lo contenido 
geométrico dentro de una profusión de planteamientos formales en vertical, buscando la luz, el 
camino interior y exterior. Ello en así en pinturas como ‘Obertura natural para J. F. Guerra’, 
año 1991 o bien ‘Jiuhua’, del 1992.
  De ahí a una creación pictórica muy elaborada, donde ha 
suprimido la concentración matérica, la profusión cromática, la elaboración formal, 
sustituyéndolas por el espacio, la constatación sincrética de sus ideas mostrando una serenidad 
aún mayor dentro de su continúo camino interior. Esta actitud la encontramos en creaciones 
como ‘Tabla 7-95’, realizada en técnica mixta sobre tabla en 1994, o en otras como ‘Tabla 7-95’ 
o en ‘Tabla 19-97’, del año 1997. Lucio Muñoz es un creador abstracto que, a partir de la 
década de los cincuenta, concentra su creación sobre la madera, empleándola como elemento 
dinámico, dotado de autonomía propia, dentro de la armonía con su desarrollo pictórico. Los 
recovecos, delimitaciones, fragmentos, huellas y vicisitudes del soporte intervienen como 
elementos de contraste.
  El resultado es una creación caracterizada por su expresionismo 
espacialista, dentro de un culto matérico, derivado, en primer lugar, del informalismo y, 
también, de posturas más radicales en relación al tratamiento del color. Lucio Muñoz es un 
histórico que ha marcado un camino interior a partir de la exteriorización de sus obsesiones 
con la materia y lo informal. Su aportación a la historia de la pintura mundial descansa en el 
respeto a lo orgánico como la madera y su experimentación a partir de una austeridad de medios 
alcanzando un universo de posibilidades pictóricas anicónicas donde la belleza de la poesía se 
confunde con su dominio del medio.
  
Joan Lluís Montané 
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte.
 
 
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